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lunes, 27 de junio de 2011

Por una comunicación para ver, sentir, tocar y oler...

Por Equipo de Producción de Seguí Participando, Jóvenes en Acción!


Cuando hablamos de accesibilidad, hacemos referencia al grado en el que toda la población puede utilizar un objeto, visitar un lugar o acceder a un servicio, independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas. Para promover la accesibilidad, desde el Estado y la sociedad civil, se promueve y se hace uso de ciertas facilidades que ayudan a salvar los obstáculos presentes en el entorno, consiguiendo que estas personas realicen la misma acción que pudiera llevar a cabo cualquier ciudadano sin ningún tipo de discapacidad. Estas facilidades son llamadas ayudas técnicas, e incluyen el alfabeto Braille, la lengua de señas, las sillas de ruedas, los semáforos que ofrecen audios, la accesibilidad Web, entre otros.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (instrumento internacional de derechos humanos de las Naciones Unidas destinado a proteger los derechos y la dignidad de las personas con capacidades especiales), considera que la accesibilidad es un derecho que implica la real posibilidad de una persona de ingresar, transitar y permanecer en un espacio, de manera segura, confortable y autónoma. Y cuando se habla de espacios, no se refiere solamente a lugares físicos, sino también al espacio simbólico y por ende se busca que la información se convierta en una herramienta útil para que las personas discapacitadas, permitiéndoles mejorar su calidad de vida y la de sus familias, ya sea en temas relacionados con el campo laboral, el transporte, la educación inclusiva y la lucha contra la discriminación de todo tipo. Ahora bien, en numerosos medios de comunicación comerciales, tiene aún mucha vigencia la idea de que la discapacidad no vende o se asocia a los programas que hablan sobre la discapacidad con bajos índices de audiencia y con pocos ingresos publicitarios. Éste concepto además de ser discriminatorio, atenta contra la concepción que entiende a la información como un bien común, que por ende le pertenece a todos y todas, desconociendo también datos oficiales que establecen que en la República Argentina, casi el 10% de la población tiene alguna discapacidad. Y si las personas discapacitadas son discriminadas como protagonistas de hechos noticiosos, éstos son aún más marginados de la producción de contenidos mediáticos, motivo por el cual se hace cada vez más necesario que, la ciudadanía en general, promueva acciones destinadas a que las personas con discapacidad puedan acceder a los mismos derechos (salud, educación, transporte, comunicación) que el resto de las demás personas.

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