Buscar este blog

jueves, 13 de enero de 2011

Pensar con los jóvenes. Entrevista a Analía Sánchez

Analía Sánchez es Directora de Juventud y Adultos Mayores del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Tucumán

Desde tu experiencia ¿cuáles son los principales desafíos en el trabajo con jóvenes?Son muchos. Como representante de un organismo oficial me toca por ejemplo afrontar un camino en la búsqueda de recuperar espacios institucionales de juventud, me refiero puntualmente a los gobiernos municipales y comunales, con el objetivo de avanzar en una red provincial para hacer cimientos sólidos en lo que es institucionalidad pública.

Esto para nosotros es muy relevante, nos lleva a entrar en contacto directo con otros temas de juventud, como la falta de espacios genuinos de participación para los jóvenes, o la falta de claridad con respecto a cómo hoy hace un joven para acceder a algunas prestaciones que el propio Estado puede acercarles, desde lo recreativo, cultural, educativo, la percepción que tenemos es que la concentración de recursos está en la Capital, cuando nos vamos al interior es mayor el desafío

¿Cómo es el mapa de organizaciones juveniles de Tucumán?La mayor concentración de organizaciones está en Capital, pero por ahí no son directamente de jóvenes salvo los centros de estudiantes. Es más fácil encontrar organizaciones de la sociedad civil donde el tema joven es un tema más. En el interior es muy poco lo que hay y no encontrás instituciones formales destinadas a jóvenes, son OSC que trabajan distintos temas y en algún caso están intentando trabajar algún componente en el tema joven. Por lo menos en nuestra experiencia en este año de trabajo.

¿Tuvieron experiencia de trabajo con estudiantes?Los hemos convocado, tratamos de identificar los centros de estudiantes de los secundarios, sobre todo, que los hay en la mayor parte de las instituciones tanto públicas como privadas, en alguno casos tienen un desarrollo interesante. Pero no hemos encontrado una apertura demasiado espontánea y predisposición a articular. Hemos llegado a presentarnos, a una instancia de reconocimiento, de comentar lo que estamos haciendo. Es lo que nos pasa en general. Generar un espacio con jóvenes no te garantiza que la misma población va a venir de nuevo. Es una población que se mueve. Por eso nos planteamos articulaciones y objetivos de corto alcance.

Para los jóvenes identificar el rol del Estado y la posibilidad de trabajo conjunto es un proceso, hay que generar confianzas, flexibilidad, y sobre todo estamos tratando de que todas nuestras acciones se generen a partir de su interés genuino. Eso nos lleva a estar en contacto con jóvenes en situación de vulnerabilidad que ya cumplieron los 18 años y no lograron incluirse en los dispositivos del Estado o las organizaciones, entonces no planteamos articulaciones con otras áreas de gobierno para diseñar estrategias concretas para chicos de 21 años que ni siquiera regularizaron su situación de documentación. Hoy sabemos que la identificación es una premisa para incluirse en cualquier tipo de prestación del Estado.

¿Qué articulaciones concretas están llevando adelante?
Trabajamos con la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia para trabajar con los chicos más grandes de los institutos, chicos que se van cayendo del sistema de protección y no tienen recursos personales y redes sociales de contención, chicos que continúan en circuitos de marginalidad, cuidando autos, limpiando vidrios, repartiendo estampitas, tarjetitas y en muchos casos haciendo un gran esfuerzo para no caer en el delito como estrategia de supervivencia. Tratamos de abordar esas situaciones que constituyen un ámbito nuevo de intervención para una Dirección de Jóvenes. De hecho estamos concretando una iniciativa en forma conjunta donde nos parece que pasa por tomar un compromiso mayor sobre la modalidades de abordaje. Los temas de juventud se vinculan mucho a espacios de promoción y prevención pero nos parece que también el abordaje integral de chicos que al día de hoy no tienen garantizados sus derechos tiene que ser un ámbito de intervención de nuestra dirección.

Las políticas de inclusión tienen que ser integradoras…
Sí. En algunas instancias el Estado garantiza una respuesta hasta cierta edad. Y lo cierto es que sabemos que la edad cronológica, biológica de una persona no determina sus condiciones reales para poder incluirse y ser parte activa en la sociedad. Con la mayoría de edad esto no se alcanza. Legalmente alcance los 18 años no quiere decir que ya está por su cuenta. Hay años y generaciones previas de pobreza y falta de recursos que resolver, en todo sentido, no solo en lo material. La intersectorialidad es la respuesta, resolver situaciones de pobreza estructural supera ampliamente las competencias de cualquier organismo específico. Para nosotros la dificultad está en poder alcanzar la dinámica como Estado para poder sentarnos y a lo intersectorial darle un contenido concreto de trabajo conjunto, poder dos o tres áreas sentarnos y decir en los próximos años qué vamos a hacer, y cómo vamos todos a aportar. Ahí todavía nos falta un poco de precisión pero tenemos todos claros que ese es el camino. La integralidad no es responsabilidad de un área en particular.

¿Cómo crees que los jóvenes, que son los destinatarios de las políticas, se sienten frente al discurso de los derechos humanos?
En 2010 trajimos encuestas que hicimos circular entre los jóvenes, para contribuir con el Plan Nacional de Derechos Humanos de la Secretaría de DD HH de la Nación, que presentó la presidenta el 10 de diciembre. Nos llamó la atención que hay una percepción de que los derechos son algo que va a suceder, no algo que está en sus vidas. Es “me gustaría que…” Es como si no tuviesen la información necesaria para poder decir “pasan cosas que contribuyen a que mi ejercicio de derechos sea posible”, hay una gran fractura, un bache entre lo que el Estado está haciendo y la lectura que el joven tiene de eso en sus vida. Hay que abrir un espacio previo de información, de contarles qué hay en educación, en lo social, en trabajo se están haciendo tales cosas, es como si hubiese un vacío de información accesible para el joven.

Tratamos de hacernos cargo de esta lectura de la realidad para poder ir trabajando desde abajo con estas cuestiones. Si no, no podemos avanzar en temas más profundos. Los chicos están dispuestos a escuchar pero también están ávidos de que haya muchos espacios de participación genuina, donde ellos sean los protagonistas, que los otros hagamos soporte o mediación, propongamos, pero que el inicio y el final del proceso los involucre a ellos. Cuando las cosas están planteadas de esa manera los chicos van y se comprometen para más adelante. De otro modo es muy difícil llegar y comprometerlos.

Otro panorama es el de los jóvenes que si están insertos en espacios políticos, hay una lectura distinta, pero no son la mayoría, están concentrados sobre todo en capital.

¿Qué reflexiones te merecen las representaciones de los jóvenes en los medios de comunicación?
Te diría que los chicos y las chicas no se rasgan mucho las vestiduras con respecto a los temas que son de mucha importancia en el debate para los adultos. Hay un cierto grado de apatía con respecto a lo que sucede con los medios. Si los medios difunden una imagen del joven estigmatizando, al joven no le preocupa demasiado. No lo comparte, tiene claro que no todos los jóvenes son peligrosos ni delincuentes, consideran que es un discurso de los adultos para los adultos. Lo que no hay es un ejercicio de salir a decir "eso no nos identifica", a reclamar un espacio. No hay un compromiso para decir llevamos esta opinión que salió de un taller a un espacio más fuete….no sucede. Paralelamente tiene algún grado de certeza con respecto a quiénes son. Saben que no son eso que dicen los medios. Pero ese debate es de los adultos.

A nosotros sí nos preocupa que esta especie de apatía no permita lograr un salto cualitativo en poder trabajar otra representación social de los chicos. Se nos complica, pero me parece que esto tiene que ver con cuestiones para atrás, con la reconstrucción de los espacios para y con los jóvenes. Venimos de muchas décadas de políticas audultocéntricas donde un adulto dijo qué debe hacerse con el joven, y se legitimó eso. Creo que hoy hay un compromiso real del estado en cambiar los paradigmas. No digo que es sencillo, no tenemos tradición, tenemos una realidad que debe servir para redoblar los esfuerzos y ponernos a tono, generar canales de confianza para que los jóvenes sientan que acercarse a un organismo del Estado puede ser parte de la cotidianeidad de su vida.

¿Qué lectura hacen del acompañamiento a la formulación de proyectos? ¿Qué temas o ejes aparecen?La experiencia de trabajar con ellos estrategias para acompañar iniciativas nos fue bien. En algunos casos se convirtieron efectivamente en proyectos, con otras áreas del estado, consiguieron efectivamente financiamiento. Nosotros acompañamos el proceso de formular una idea como proyecto.

En cuanto a los temas, pasa mucho por la solidaridad, hacer cosas en sus localidades, generar espacios simbólicos para su comunidad. Por ejemplo en la entrada de una localidad armar un espacio simbólico donde puedan hacer cosas, como un espectáculo, un debate, una jornada de convivencia. Los chicos manifiestan intención de hacer cosas por el otro en el marco de su localidad.

¿Hay ejemplos concretos?Por ejemplo en Santa Ana se está armando un grupo de jóvenes para trabajar con los niños en las colonias agrícolas, carentes de espacios públicos para chicos, no hay plaza, ni cancha. En Trinidad estamos trabajando con un grupo de chicos desde 12 a 28 años donde a idea es generar un club que tenga distintas acciones, música, con una pequeña orquesta, también trabajar el tema de la contaminación ambiental. En León, el interés de los chicos es concretar una Biblioteca para generar un espacio comunitario. En Famaillá pinta trabajar el tema género, y acá en Capital estamos trabajando con instituciones educativas que en la tarde tienen jóvenes discapacitados (sordos o ciegos). Es diverso, según las inquietudes de cada población.